Viernes 21 de Junio.
Volví a mirarme en el espejo intentando encontrarle sentido a
esto. Acepté el maldito puesto. No podía arriesgarme a tener bajas notas en el
primer año de periodismo, me arriesgaba a tirar el resto de mi vida por la
borda.
Este conjunto me quedaba perfecto; una camiseta ceñida con
unos jeans, unos tacones y un chaqueta de cuero. Esta noche iría a una fiesta
privada a la que asistiría Justin Bieber. El señor Lioner me dio las indicaciones
y un pase gratis. Sus palabras textuales fueron: “Quiero noticias que me den
dinero. Aprovecha que estáis en un fiesta e intenta emborracharlo” Esa idea me
espantaba. Todavía seguía preguntándome por qué había aceptado ese maldito
puesto.
Miré mi teléfono móvil. Tenía un mensaje de Taylor, mi mejor
amiga. Sonreí al verlo. “Eh, zorrilla, sé que esta tarde tienes planes de
trabajo pero mañana estas libre para mi. Me gusta marcar territorio, te quiero”
Me la imaginé con su sonrisa ingeniosa y su pelo rubio recogido en su típica
coleta de caballo, mientras mascaba esos chicles de menta que tanto le
gustaban.
Miré la hora: 7 y media de la tarde. A las 8 comenzaba la
fiesta. Solté un suspiro pesado y cogí mi bolso. Cuando bajé por las escaleras
hacia el salón encontré mi abuela
sentaba viendo la tele. Yo no vivía con mis padres, ellos estaban de viaje por
negocios constantemente. Besé la mejilla de mi abuela y salí por la puerta.
El señor Lioner me dio dinero para un taxi. “Un punto
positivo a su favor”, pensé. Cogí un taxi.
Media hora después llegué a la calle que el Señor Lioner me
dijo. Pagué al taxista y me dirigí hasta el local. Un hombre alto estaba en la
entrada del local. Le mostré la entrada, le sonreí, el mantuvo su cara de
serio. “Estúpido amargado” pensé, me permitió la entrada
Cuando entré la música conseguía apoderarse de mis
pensamientos de lo alta que estaba. Retumbaba en mis oídos. La luz era tenue
pero podía ver fácilmente a todas las personas que se encontraban allí.
Distinguía alguna que otra cara famosa. No pintaba nada aquí y cada vez que
daba un paso en busca de Justin, tenía ganas de correr y de abandonar este
plan.
De repente, divisé su pelo rubio oscuro peinado hacia arriba.
Él estaba en la barra, con una copa en la mano y dado la vuelta, solo ví su
espalda y se chaqueta negra.
Comencé a andar hacia a él, las piernas me temblaban y las
manos me sudaban. Tenía miedo, mucho miedo. Cada vez estaba más cerca de él.
Respiré hondo. Me situé justo detrás de él. Vi que no había nadie a su lado.
Respiré hondo y me senté en la banqueta de su lado.
Le miré de reojo. Tenía la mirada perdida en su copa.
Contemplé cada rasgo de su cara, siempre había visto fotos suyas pero nunca
imaginé verlo en persona. Es realmente guapo. Sus labios, su nariz, su pelo…
tienen algo que conseguía atraerme. Se dio la vuelta al instante, se quedó
mirándome. Comencé a notar un calor fuerte en mis mejillas
-
¿Quieres? – dijo inclinando la copa hacia a mí. Negué
con la cabeza – Es bueno para olvidar. ¿O acaso tú tienes una vida perfecta? –
estaba borracho, su forma de hablar lo delato
-
Nadie tiene una vida perfecta – me atreví a decir.
-
Soy Justin Bieber, la gente piensa que la tengo, pero…
se equivocan – volvió a tomar un trago largo de su copa.
Nunca imaginé que me encontraría a
Justin Bieber en estas circunstancias
-
Camarero, otra copa por aquí – dijo levantando su copa
ya vacía al chico de detrás de la barra. Le miré detenidamente, fruncí mi ceño
-
No creo que eso sea una solución – me miró
detenidamente y por primera vez pude ver sus ojos con claridad. Eran color
caramelo y tenían un brillo especial. Conseguían eclipsarte, a mi me habían
atrapado por completo.
-
Dime una solución tú
El camarero dejo una nueva copa
delante de Justin. Un impulso hizo que yo cogiera la copa, impidiendo que
Justin la cogiera. El alcohol no es la solución. Él me miró, frunció el ceño
-
¿Te gusta jugar? – dijo con una sonrisa en la boca. Se
acercó a mí lo suficiente como para dejarme sin respiración mientras miraba mis
ojos, el olor a alcohol invadió mis fosas nasales. Atrapó la copa de mis manos –
Mi copa, gracias.
Bueno, mi trabajo aquí no es ver
como bebe, tenía que sacarle algo de información. Aunque, pensándolo bien, con
decirle a Lioner que él estaba borracho, era suficiente humillación. Me levanté
de la banqueta, quería irme ya de aquí. Él agarró mi brazo
-
¿A dónde vas?
-
A ti que te importa – sonrió
-
Me habías caído bien
-
Me alegra saberlo – volvió a sonreír y me pegó a él. –
Justin, estás borracho, suéltame. - no
quería aprovecharme de él, lo mejor era irme.
-
No estoy borracho – me atrajo hacia él y colocó un
mechón de mi pelo detrás de mi oreja.
Justo en ese momento noté mi móvil vibrar. Me separé de
Justin y él se sentó en su banqueta, con la mirada perdida de nuevo. Tenía un
mensaje. Lo abrí, era del señor Lioner. “Unos paparazzis acaban de entrar en la
fiesta. No me gusta compartir mis noticas. Saca a Justin de allí.” Miré a Justin
y negué. Contesté el mensaje “¿Llevarlo a donde? Está borracho” Al segundo,
Lioner me contesto “Un motel. Tienes dinero suficiente. O si no, coge dinero
prestado de su cartera” Volví a mirar a Justin y comencé a cuestionar mi locura
pensando en si en realidad iba a hacer lo que iba a hacer.
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Si os gusta mi novela y queréis que os avise para el siguiente, pedírmelo por twitter: @ikidrauhldream (:
Gracias por leer
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