lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo 2 • Paparazzi.


Viernes 21 de Junio.

Volví a mirarme en el espejo intentando encontrarle sentido a esto. Acepté el maldito puesto. No podía arriesgarme a tener bajas notas en el primer año de periodismo, me arriesgaba a tirar el resto de mi vida por la borda.

Este conjunto me quedaba perfecto; una camiseta ceñida con unos jeans, unos tacones y un chaqueta de cuero. Esta noche iría a una fiesta privada a la que asistiría Justin Bieber. El señor Lioner me dio las indicaciones y un pase gratis. Sus palabras textuales fueron: “Quiero noticias que me den dinero. Aprovecha que estáis en un fiesta e intenta emborracharlo” Esa idea me espantaba. Todavía seguía preguntándome por qué había aceptado ese maldito puesto.

Miré mi teléfono móvil. Tenía un mensaje de Taylor, mi mejor amiga. Sonreí al verlo. “Eh, zorrilla, sé que esta tarde tienes planes de trabajo pero mañana estas libre para mi. Me gusta marcar territorio, te quiero” Me la imaginé con su sonrisa ingeniosa y su pelo rubio recogido en su típica coleta de caballo, mientras mascaba esos chicles de menta que tanto le gustaban.
Miré la hora: 7 y media de la tarde. A las 8 comenzaba la fiesta. Solté un suspiro pesado y cogí mi bolso. Cuando bajé por las escaleras hacia el salón encontré  mi abuela sentaba viendo la tele. Yo no vivía con mis padres, ellos estaban de viaje por negocios constantemente. Besé la mejilla de mi abuela y salí por la puerta.

El señor Lioner me dio dinero para un taxi. “Un punto positivo a su favor”, pensé. Cogí un taxi.
Media hora después llegué a la calle que el Señor Lioner me dijo. Pagué al taxista y me dirigí hasta el local. Un hombre alto estaba en la entrada del local. Le mostré la entrada, le sonreí, el mantuvo su cara de serio. “Estúpido amargado” pensé, me permitió la entrada

Cuando entré la música conseguía apoderarse de mis pensamientos de lo alta que estaba. Retumbaba en mis oídos. La luz era tenue pero podía ver fácilmente a todas las personas que se encontraban allí. Distinguía alguna que otra cara famosa. No pintaba nada aquí y cada vez que daba un paso en busca de Justin, tenía ganas de correr y de abandonar este plan.

De repente, divisé su pelo rubio oscuro peinado hacia arriba. Él estaba en la barra, con una copa en la mano y dado la vuelta, solo ví su espalda y se chaqueta negra.
Comencé a andar hacia a él, las piernas me temblaban y las manos me sudaban. Tenía miedo, mucho miedo. Cada vez estaba más cerca de él. Respiré hondo. Me situé justo detrás de él. Vi que no había nadie a su lado. Respiré hondo y me senté en la banqueta de su lado.

Le miré de reojo. Tenía la mirada perdida en su copa. Contemplé cada rasgo de su cara, siempre había visto fotos suyas pero nunca imaginé verlo en persona. Es realmente guapo. Sus labios, su nariz, su pelo… tienen algo que conseguía atraerme. Se dio la vuelta al instante, se quedó mirándome. Comencé a notar un calor fuerte en mis mejillas

-       ¿Quieres? – dijo inclinando la copa hacia a mí. Negué con la cabeza – Es bueno para olvidar. ¿O acaso tú tienes una vida perfecta? – estaba borracho, su forma de hablar lo delato
-       Nadie tiene una vida perfecta – me atreví a decir.
-       Soy Justin Bieber, la gente piensa que la tengo, pero… se equivocan – volvió a tomar un trago largo de su copa.
Nunca imaginé que me encontraría a Justin Bieber en estas circunstancias
-       Camarero, otra copa por aquí – dijo levantando su copa ya vacía al chico de detrás de la barra. Le miré detenidamente, fruncí mi ceño
-       No creo que eso sea una solución – me miró detenidamente y por primera vez pude ver sus ojos con claridad. Eran color caramelo y tenían un brillo especial. Conseguían eclipsarte, a mi me habían atrapado por completo.
-       Dime una solución tú

El camarero dejo una nueva copa delante de Justin. Un impulso hizo que yo cogiera la copa, impidiendo que Justin la cogiera. El alcohol no es la solución. Él me miró, frunció el ceño

-       ¿Te gusta jugar? – dijo con una sonrisa en la boca. Se acercó a mí lo suficiente como para dejarme sin respiración mientras miraba mis ojos, el olor a alcohol invadió mis fosas nasales. Atrapó la copa de mis manos – Mi copa, gracias.

Bueno, mi trabajo aquí no es ver como bebe, tenía que sacarle algo de información. Aunque, pensándolo bien, con decirle a Lioner que él estaba borracho, era suficiente humillación. Me levanté de la banqueta, quería irme ya de aquí. Él agarró mi brazo

-       ¿A dónde vas?
-       A ti que te importa – sonrió
-       Me habías caído bien
-       Me alegra saberlo – volvió a sonreír y me pegó a él. – Justin, estás borracho, suéltame. -  no quería aprovecharme de él, lo mejor era irme.
-       No estoy borracho – me atrajo hacia él y colocó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.

Justo en ese momento noté mi móvil vibrar. Me separé de Justin y él se sentó en su banqueta, con la mirada perdida de nuevo. Tenía un mensaje. Lo abrí, era del señor Lioner. “Unos paparazzis acaban de entrar en la fiesta. No me gusta compartir mis noticas. Saca a Justin de allí.” Miré a Justin y negué. Contesté el mensaje “¿Llevarlo a donde? Está borracho” Al segundo, Lioner me contesto “Un motel. Tienes dinero suficiente. O si no, coge dinero prestado de su cartera” Volví a mirar a Justin y comencé a cuestionar mi locura pensando en si en realidad iba a hacer lo que iba a hacer.

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Gracias por leer

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