martes, 11 de septiembre de 2012

O16. "Catching Feelings"


Leí el mensaje unos 5 o 7 veces, creo que más de 10. Y si no quiero decirle que ya no tenemos por que ser algo más? Y si me gusta seguir fingiendo. Necesito el tiempo suficiente para enamorarla, para demostrarla que mi amor por ella no era marketing, que me hacía sentir realmente especial. Vamos biebs piensa, tiene que haber algo que realmente la encante, que haga que muera en tus brazos, que te necesite más que nadie algo como… ah claro, ya lo tengo. Sonreí como un estúpido y me metí en la ducha. Esta era la mia


Narrado por _______
Me bajé a desayunar. Estaba Jenette abajo, la puse al día de todo lo que había pasado

-Es un amor de niño, deberíais casaros ya – dijo refiriéndose a Justin. Yo que estaba tomandome un zumo casi lo escupi, Jenette rió
-Estas loca? – ella asintió
-Por eso soy tu mejor amiga – reí y seguí bebiendo 
- Cásarme con él? Si, definitivamente estás loca
-Casarte con él no, pero empezar una relación de verdad… - la interrumpí mientras dejaba el vaso de zumo en la mesa y cogía mi bolso
-No no no y no. Me niego – Jenette se me quedó mirando – Qué?
-Que lo deseas – la miré, a ella no podía mentirla
-Un poco… pero casi nada… prácticamente nada pero… - vi la forma en la que me miraba de nuevo, suspiré – Bueno vale, puede que sienta algo de verdad con él pero… - ella me interrumpió
-A que esperas? – salimos del hotel, hoy sería un dia de tiendas. Sonreí a los fans que estaban fuera, les saludé con la mano y seguí caminando con Jenette a mi lado y con mi guardaespaldas Simon
-No quiero que me vuelvan a hacer daño – ella me miró y suspiró
-Veo la forma en la que Justin te mira y creeme, lo último que haría sería hacerte daño
-Enserio lo crees? – dije con un poco de esperanza. Después volví a mi misma, a la realidad – Pero que no Jenette, que no… que puede que sea como todos y yo la misma estúpida de siempre
-No lo sabrás si no lo intentas – la miré mal, ella rió y entramos en el centro comercial. Un día de compras con ella en los angeles, me quitaría cualquier razón de pena, cualquier razón para pensar en Justin. Aunque ya era prácticamente imposible

Recibí una llamada de Justin. Jenette me obligó a cogerlo, suspiré “Que sepas que te odio” le dije a Jenette antes de coger el movil, ella rió pero insistió en que lo cogiera. Suspiré enfadada y descolgé el teléfono

-Hablo con la princesa ____ - sonreí, como una tonta
-No te hagas el caballero ahora, que quieres? – Jenette me miró mal y pude leer en sus labios un “eres una puta borde”
-Bueno, he pensado en que como esta noche no tengo concierto… - empecé a reir
-Me estas invitando a una cita? – Jenette me miró sorprendida y empezó a sonreir como una estúpida, la miré mal – Justin… no va a funcionar
-El que no va a funcionar? Tu y yo no vamos a funcionar? – suspiré un si por el micrófono del teléfono – Ya, pero yo no pienso en un tú y yo, yo pienso en un nosotros – miré a Jenette y me asintió con la cabeza emocionada. Me mordí el labio nerviosa, no sabía que decir – antes de que respondas… te paso a recoger a la habitación del hotel a las 8. Además somos una pareja no? Tendremos que salir a cenar a algún hotel algún día no?
-Justin, espera – y colgó. Miré el movil aturdida
-VAS A TENER UNA CITA CON BIEBER! – dijo Jenette emocionada. La pedí que se callara mientras reía. – Una cita, de verdad. Sin marketing, como empezar de 0
-No va a pasar nada, solo voy a quedar con él para quedar como amigos y vamos a un restaurante así que tendremos que actuar con marketing tambien pero… - oí mi teléfono otra vez, esta vez era mi tío. Suspiré y lo cogí pero me colgó. 

Narrado por Justin
Bien, me repetía a mi mismo durante todo el día. No sabía que ponerme. Dios biebs, relájate. Pero como que me relaje? Es ______, la chica que tiene los labios que necesito besar todo el tiempo y los ojos que me vuelven totalmente loco. Bueno, loco estoy, estoy hablando conmigo mismo mientras pienso que narices ponerme. Venga, tengo 8 maletas, en alguna de ellas tiene que haber algo que me guste y que a ella la mate completamente. Pensé y rebusqué entre las maletas. 

Ya estaba listo y eran las 8. Miré el reloj, suspiré. “Vamos Biebs, a por ella” abrí la puerta de mi habitación. Iba al compas de los segundos que marcaba el segundero de mi reloj mientras miraba como mis pies avanzaban hasta su puerta. Habitación 230, está es. Suspiré de nuevo y llamé a la puerta

-No me queda bien, pero no se me ocurría otra cosa – dijo ella mirando hacia abajo. Que alguien me pellizque por que creo que estoy soñando. Llevaba un vestido corto, pero precioso. Unos tacones preciosos. Parecía una estrella, parecía tener luz propia. Yo a su lado era insignificante. La miré de arriba y abajo una y otra vez. Me he enamorado de la chica más preciosa del mundo
-Que no te queda bien? Pero si estás totalmente… - ella me interrumpió riendo
-Ya biebs, he visto en tu mirada que te encanta como voy. Y en la baba que se te está cayendo tambien – volví a la realidad y reí para después sonreír. Ella suspiró y evitó mi mirada, se hacía la dura – Bueno, nos vamos? – yo asentí, e iba a darla la mano – Mejor con cámaras delante vale? No quiero que tengas una idea equivocada – lo dicho, se hacía la dura

Miles de flashes dieron en nosotros cuando salimos del hotel. Enseguida entrelacé los dedos de mi mano con los suyos y 5 o 7 mariposas empezaron a revolotear en mi estómago. Llegamos al restaurante, nos seguían fotografiando. Si le decía aquí lo que sentía, no me creería. Terminamos de cenar y me lo pase realmente bien con ella. Parecía no fingir llevarse bien conmigo, por que ambos nos hacíamos reír y amaba la forma en la que reía gracias a mi. Volvimos al hotel y la acompañé hasta su puerta. Suspiramos a la vez, después reímos

-Ha sido una noche… interesante – dijo ella. Yo la miré, ella sonrío. Pero luego cambio su expresión al ver que me acercaba lentamente a ella, chocó con la puerta y no tenía marcha atrás, la tenía atrapada. Yo reí, ella miró mis labios, yo sus ojos. Y puse mi mano en su cintura, noté como se estremecía. Sonreí ante ello, y mis ganas de besarla subieron a infinitas. Pero una melodía que venía de su teléfono me interrumpió. Me aparté de ella, más bien, ella se apartó de mi.

-Tío Braun… Claro… feliz y contenta por qué? – Mierda pensé, le va a contar lo de que ya no tenemos por que seguir fingiendo y ella no querrá saber nada de mi.

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